American Visa: resumen incompleto, tráiler extendido
Tres el largo preludio (notas de prensa, primeras planas, entrevistas, noticias,
publicidad, chismes, etc.), se estrenó, finalmente la película
"American Visa", del
director boliviano Juan Carlos Valdivia. La intriga fue grande, pues, muy a pesar de
su decepcionante "Jonás y la Ballena Rosada";-película que, por la reaparición del
olvidado director, tuvo que ser ineluctablemente desenterrada- la gente parecía
tener cierta esperanza en el resultado de la adaptación cinematográfica que Valdivia
estaba haciendo de la homónima novela.
Ya desde un principio las expectativas se habían delimitado: el público no esperaba
una gran obra ni nada menos. Teniendo en cuenta su anterior película y su propia
concepción cinematográfica, es sospechable que, más que como una expresión
artística, el director vea al cine como mero entretenimiento, lo cual no tiene nada de
malo en sí. Hasta aquí no hay problema alguno. Ya con este prejuicio (en el buen
sentido de la palabra) se puede empezar a ver la película sin reparar en gran
cantidad de molestias y llegar a disfrutarla dentro de lo que es: espectáculo. De este
modo, el espectador puede aceptar el intento de desbolivianización de La Paz en
pos de alcanzar un mayor público conformado por internacionales masas deseosas
de un poco de distracción.
Actores extranjeros
Aceptamos el que todos los personajes, a pesar de pertenecer a los sectores
populares (andinos y orientales), hayan sido interpretados por actores extranjeros
sin dejo alguno de rasgos bolivianos, a excepción de su exagerada utilización de las
expresiones más explotadas de cada región (elayes, puejes, peladingos, parientej,
por un lado, y cojuduymierda, por el otro). Aceptamos también la decisión de
Valdivia de optar por el fácil recurso de restregar traseros llenos de espuma contra la
cámara, mostrar senos, mujeres desnudándose eróticamente no sin la siempre
bienvenida apertura entrepernal (con tanga), sexo gratuito, etc.: todo por recaudar
un poco más de fondos mediante la exaltación de la general concupiscencia (¿por
qué quejarnos, si sucede hasta en las más grandes producciones?).
Así, pues, es imposible juzgar a esta película con los parámetros con los que podría
sentirme más cómodo, pues nunca intentó entrar ésta en ese territorio; por lo tanto,
la única manera de hacerlo es a partir de ella misma y dejando de lado todo tipo de
cánones. Ahora, intentando seguir mi propio consejo, puedo proseguir.
El argumento
Mario Álvarez es un profesor de inglés que, tras criar solo a su hijo, quien termina
estudiando en Estados Unidos, ha decidido migrar ilegalmente para reunirse con él.
Viaja a la ciudad de La Paz para conseguir la visa; sin embargo, la embajada
norteamericana se la niega contundentemente. Durante su estadía en un hotelucho
de La Paz, Mario conoce a un intelectual, a un gay y a Blanca, una desnudista
oriental que se enamora de él e intenta sacarle de la cabeza la idea de migrar, pues,
según ella hay, todavía hay esperanzas en Bolivia. Sin escucharla, Mario mantiene
su postura y, urgido por dejar el país, encuentra una oficina en la cual le ofrecen la
visa a cambio de 5000 dólares que él no tiene.
En su desesperación, Mario decide robarle el dinero a una compradora de oro, mas
su plan resulta fallido, pues es descubierto por el amante de la afectada durante el
robo. Forcejean, se golpean y Mario termina dejándolo inconsciente. Tras haber
huido, Mario paga la visa y compra el pasaje a Estados Unidos. Su viaje parece
inminente: se despide del gay y del intelectual, deja dinero para Blanca y, tras
escapar del guardaespaldas de su "víctima"que lo busca, se dirige al aeropuerto.
Allí, sus perseguidores lo encuentran, buscan en sus bolsillos el dinero robado
(50.000 dólares) y, al no encontrarlo, acaban vapuleándolo hasta el paroxismo y
arrojándolo a un precipicio. Milagrosamente, Mario despierta en un hospital y,
también milagrosamente, Blanca lo visita. La película termina con un Mario
magullado, ingresando a un avión con Blanca: ha decidido vivir con ella en Riberalta
y vender cuñapés, zonzos, mazacos, yuca, arroz con queso, etc.
La adaptación
Como se ve, la trama es sencilla, nada pretenciosa (agradezcamos por eso a de
Recacoechea, el autor de la novela) y tiene su final feliz. "¿Dónde surgen entonces
los problemas?", se preguntará el lector que espera una daga en contra de Valdivia
y, si es que ya ha visto la película, sabe que he contado tan sólo lo contable. Pues,
le respondo yo: está en la adaptación. No se me malinterprete, por favor: no
esperaba que la película recrease en su totalidad la novela, ni mucho menos. El
problema que la película tiene es de naturaleza totalmente contraria: Valdivia ha
intentado abarcar absolutamente toda la novela y, al darse cuenta de la enorme
cantidad de tiempo que sobraba, ha decidido cortar y editar con inclemente mano y
criterio. Más aún: inconsciente mano y criterio (no puedo imaginarme otra razón que
pueda explicar la sensación de resumen dominical de telenovela que la película pro
duce).
El resultado no ha sido muy positivo. Se introducen personajes y largas situaciones
que terminan teniendo casi nada que ver con la película en sí. Pero, mejor,
ejemplificar. Al principio de la película podemos ver a Mario hablando con un viejo
inexplicable. Nadie que no haya leído el libro puede entender qué está sucediendo, y
pese a ello, el viejo vuelve a aparecer y vuelve a ser inexplicable cuatro veces más.
Recién en la antepenúltima nos enteramos que es un intelectual (lee el poema
"Ítaca" de Konstantino Kavafis) para luego comprobar, en su siguiente aparición, que
es poseedor de una biblioteca gigantesca, cosa que apenas inmuta a Mario, como si
todo fuera tan normal como comer chocolate.
Pero el problema no se queda ahí. La razón por la que se muestra esa escena es
tan sólo por un simple Deus Ex Machina: Mario necesitaba un libro raro de conseguir
para prestárselo a una mujer (hija de la concubina del amante de la compradora de
oro) y, por ende, visitarla. Un recién llegado a la ciudad no podría tener contactos
con poseedores de libros raros a no ser
que...claro: convirtamos a uno de sus conocidos, a ese viejo inexplicable, en un tipo
con la biblioteca más grande del hotel California. Pero todavía esto no termina ahí: al
visitar a esta mujer, cuyo nombre no recuerdo, conoce Mario a una desconocida,
tienen relaciones sexuales en un auto, les llega una piedra al parabrisas, se escapan
y... y… bueno y nada más.
La necesidad de crear un personaje utilitario es muchas veces aceptable; sin
embargo, en este caso, el viejo es un personaje que sirve de engranaje de toda una
parte de la película que no sirve para absolutamente nada. Pero no seamos tan
intolerantes: el viejo inexplicable ha sido puesto en escena para mostrar sexo en
vías públicas. He ahí el gran misterio. En vez de esos 15 o más minutos inútiles, se
podría haber utilizado otros de los que parecen estar cortados. "¿Porqué?", se
preguntarán. "Una película aceptable no la puede arruinar un viejo inútil y sexo en un
auto".
Siento disentir con ustedes. Al adaptar una novela escrita en primera persona, el
guionista debe asumir que el flujo de conciencia que se presenta en ella (no importa
ya el estilo de éste) debe ser también adaptado (por último hasta en un simplismo
digno y organizador: la voz en off, si es que no se ha podido con otra cosa). Si se
presentan los hechos tal cual están escritos, sin este recurso, pueden parecer
totalmente arbitrarios.
Así, pues, Valdivia ha sido incapaz de hacer un trazo aceptable de su personaje
principal o delimitarlo siquiera en cierto radio de posibilidades de acción. Por lo
tanto, así como el público acepta la decisión de robar de Mario, podría aceptar su
decisión de hacer malabarismo callejero, de asesinar a todas las prostitutas de la
película, de volverse empresario, de enseñar inglés a los compradores de oro, etc.
Nunca se puede observar al personaje siendo personaje (sólo se le escucha un par
de opiniones sobre el problema de Bolivia, la falta de trabajo, posibilidades, etc.; es
decir, el discurso que cualquier personaje, menos Blanca, podría haber dado). Tan
sólo se lo ve en situaciones varias, inconexas y arbitrarias.
"No ha respondido mi pregunta, ridículo pseudo-crítico. ¿Qué tiene de malo el sexo y
el viejo que lo genera?" Bueno, en resumen, le digo que, en vez de utilizar al
hombre/viejo/cosa para llegar al sexo en el auto, el director pudo haber usado ese
poco de tiempo en desarrollar un poco al personaje y no dejarlo vagando por la
ciudad, vociferando frases gratuitas y estallando en repentinos ataques de furia
incontenible.
Hay tantas otras cosas que se podrían decir de esta película, que mejor me detengo.
He intentado tan sólo criticar la manera en que American Visa ha terminado siendo
un resumen incompleto de la novela, o un trailer larguísimo (esos que arruinan el
final) de una miniserie boliviana con actores mexicanos.